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Viajes a festivales es nicho promisorio del turismo

por Priscila Brito.

Hay quien viaje en busca de historia, de sabores o de aventuras. Y hay quien viaje a festivales de música.  El turismo estimulado por la música hace que la gente conozca Bélgica no por la cerveza y sí por el Tomorrowland, uno de los mayores festivales de música electrónica del mundo; o lleva a la gente hasta California no necesariamente debido a la fama de Hollywood y sí por la fama del Coachella, uno de los festivales más exitosos del mundo.

Quienes viajan a festivales de música quieren ver a sus artistas preferidos en escenarios diferentes, quieren tener experiencias de inmersión en eventos que duran una semana, quieren entender la fascinación por detrás de los grandes festivales -ir al Coachella, Tomorrowland y otros es un sueño para muchos fans de música así como un viaje a Disney lo es para los niños. Y, por supuesto, quieren también conocer otro país, su cultura y puntos turísticos.

Mercado establecido en Brasil y en el exterior

Las cifras de este nicho del mercado turístico son robustas. En una encuesta realizada entre los lectores de Festivalando -sitio web especializado en viajes a festivales de música y del cual soy una de las editoras-, 56% afirmaron que pretenden viajar a por lo menos un festival en el exterior este año. UK Music, organización que representa los intereses de la industria de la música en el Reino Unido, reveló en un informe que el 38% del público de los festivales británicos está formado por extranjeros. Es como si uno entre cada tres visitantes del Glastonbury (mayor y más antiguo festival del mundo) fuese de algún otro lugar del mundo.

El turismo de festivales dentro de Brasil también es relevante. Una porción relevante del público de los dos mayores festivales brasileños es de turistas: Según el Observatorio del Turismo de São Paulo, 30% del público del Lollapalooza Brasil es de turistas. De ese total, 54% ya viajó hasta São Paulo para otros eventos musicales. En el Rock in Rio, 46% son turistas. Asimismo, Brasil es el segundo mayor mercado de festivales de América Latina después de México. La encuesta es de la empresa de consultoría PricewaterhouseCoopers (PwC).

Y no podemos olvidarnos del movimiento inverso: los extranjeros que vienen hasta nosotros. De acuerdo con la organización del Tomorrowland Brasil, en 2016 el festival recibió personas de 60 países diferentes. Talvez, ni el Mundial de Fútbol, un evento que duró un mes entero, haya traído gente de tantas nacionalidades diferentes a Brasil como el Tomorrowland, que duró solamente cuatro días.

La economía agradece. Según el estudio de PwC, en cuatro años (2010-2014), los ingresos  de ese mercado aumentaron 24%, de US$ 165 millones a US$ 205 millones. Los turistas gastaron alrededor de R$ 93 millones solo en el Lollapalooza Brasil. Los festivales de música en Inglaterra, el mercado con más oferta de dichos eventos del mundo-, generaron £3,7 mil millones de libras en 2015, de acuerdo con UK Music.

Proyecciones de crecimiento

Si depende de las proyecciones, esos números continuarán creciendo. En Brasil, el Rock in Rio 2015 vendió 3% más de paquetes turísticos en comparación con 2013, de acuerdo con las informaciones del propio festival. Mundialmente, también se observa un crecimiento progresivo. En Italia, hubo un flujo 6% mayor de turistas que visitaron el país solamente por shows o festivales en 2015, de acuerdo con Assomusica, asociación de los productores de espectáculos en vivo en Italia. En el Reino Unido, UK Music señala que el número de turistas que visitaron la región atraídos por festivales creció 16% en 2015.

Viajar a festivales es un estilo de vida, una nueva forma de ver el mundo y un mercado en plena expansión. Aporta nuevas posibilidades para turistas y nuevas oportunidades para agentes y operadores. Es un nicho de mercado al que todos deben estar atentos.

Priscila Brito es una de las autoras de Festivalando (http://festivalando.com.br/), primer blog de Brasil dedicado a tips de viaje a festivales de música y turismo musical.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no necesariamente reflejan la posición de WTM Latin America y ABBV como una entidad.

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