El primer semestre de 2018 se despidió con dos grandes sucesos con impactos importantes en la economía brasileña. Por un lado, el Mundial de Fútbol -completamente previsto y planificado-. Y, por otro, el paro de los camioneros que, además del factor sorpresa, resultó en desdoblamientos que todavía reverberan en la economía y en la sociedad. Y, por supuesto, la repercusión en el mercado de turismo fue inevitable.
La proximidad con que se dieron los sucesos generó un efecto dominó en todo el país. Durante los días del paro, el sector de turismo experimentó una serie de reveses. La aviación, por ejemplo, perdió millones debido a los vuelos cancelados por el desabastecimiento de combustibles. Los hoteles presenciaron la caída abrupta de su ocupación y reservas de hospedaje, la cancelación de los eventos corporativos también tuvo un impacto negativo el ámbito turístico, lo que afectó a la cadena como un todo.
Si por un lado la industria del turismo sintió el impacto del paro, por otro, la planificación de los brasileños para participar en el Mundial de Fútbol registró índices que le dieron más optimismo al mercado. En la época del Mundial, los números de viajes al país sede de la competición son, generalmente, favorables para el turismo. Así como para los bares, restaurantes y comercio popular. Este año no fue diferente.
Ocupando a veces el 2º y otras el 3º lugar en el ranking de compras de ingresos para asistir al Mundial, los brasileños renovaron la confianza de las empresas de viajes en lo que se refiere al perfil del viajero del Mundial. En 2018, fue el público final con familias enteras y la presencia de parejas que movió este mercado, además de los ya conocidos grupos de amigos que asisten al evento. Las empresas -grandes responsables de la compra de paquetes en masa- también tuvieron una participación importante. No obstante, en menor escala que en las ediciones pasadas.
Fue en este mismo escenario que otras cadenas de la industria sintieron la baja de la productividad y la extensión del compás de espera. Y todavía, para contribuir con el momento de estancamiento, el alza del dólar alejó de los viajes internacionales a los viajeros más entusiasmados. A pesar de ello, el turismo interno y los viajes de corta distancia, incluyendo el desplazamiento por carretera, ganaron tracción en este período.
Un relevamiento de la ABIH (Asociación Brasileña de la Industria de Hoteles) registró la recuperación del mercado tras una baja de casi el 30% en la ocupación nacional. Por otro lado, en los viajes aéreos hubo una aerolínea que incorporó más de 1600 vuelos extra para la temporada del 1º al 31 de julio, con mayor concentración en las operaciones adicionales con partidas de São Paulo, Salvador, Recife, Porto Alegre, Río de Janeiro y Fortaleza.
No hay duda de que las adversidades permanecen y el escenario de la industria del turismo sigue desafiador. Y, con la incertidumbre en relación al contexto político, debido a las elecciones que serán en octubre, hay una demanda que continúa reprimida.
Sí, de hecho estamos más cautelosos, pero el consumidor final sigue con sus planes originales de realización y las empresas, con sus planes productividad. A nosotros, profesionales que actuamos en este sector con tantas posibilidades de generar riqueza, puestos de trabajo e ingresos, nos compete ser resilientes para innovar y construir relaciones y oportunidades que le proporcionarán al mercado de turismo todavía más madurez y crecimiento.