¡Ahora es de verdad! Los candidatos ya colocaron sus estrategias y campañas electorales en las calles y el elector está cada vez más exigente y atento, siguiendo el movimiento que una de las más importantes elecciones del período democrático trae al escenario político y económico del país.
Inevitablemente, el mercado como un todo también está prestando mucha atención. El compás de espera es inevitable, pero la necesidad de dar continuidad a los planes y estrategias para el logro de buenos resultados en las compañías es el contrapunto necesario para que la economía continúe el cauteloso proceso de recuperación. En el turismo, los indicadores se mantienen estables. Según el Ministerio de Turismo, los gastos de extranjeros en Brasil, por ejemplo, crecieron 6% en el primer semestre de 2018. El total acumulado en los primeros seis meses del año llegó a US$ 3.240 millones. O sea, US$ 180 millones más que en el mismo período del año anterior. En el acumulado del año, el gasto en divisas fue de US$ 9.570 millones. Eso corresponde a un 8,72% más que en el mismo período de 2017.
Aun así, es un año desafiante. No es la primera vez que hago esa afirmación, pero sin duda es también un año de reflexión y aprendizaje para todos los niveles, sectores y, principalmente, para quien está al frente de cargos estratégicos y de la toma de decisiones en las empresas.
En el sector de turismo, así como en diversos otros, el impacto se siente. La oscilación del mercado provoca una reacción en cadena. El público B2C está alerta con el alta del dólar, y algunos postergan los viajes de ocio. Las agencias de viajes y aerolíneas están buscando alternativas más atractivas y congelando el dólar para minimizar el efecto cascada. Pero, en este escenario, de forma positiva, los empresarios y los viajes corporativos han mostrado excelentes perspectivas a nivel mundial. La expectativa es que el aumento llegue a 5,1% hasta 2021. Eso, gracias a los avances tecnológicos, la digitalización de pagos y la disponibilidad de servicios en hoteles. Uno de esos ejemplos es la inteligencia artificial, que ayuda en la automatización de las reservas de viajes de negocios, mientras que los métodos de pago virtuales permiten que los ejecutivos cobren a sus empleadores los valores por habitaciones, alimentación y otros gastos sin necesidad de una tarjeta de crédito.
Aun con toda esa instabilidad económica, la buena noticia es que el escenario electoral es un viejo conocido de empresarios, gestores y compañías en general. En elecciones pasadas, el período electoral fue también de análisis, evaluación y apuestas postergadas con el alta del dólar y la instabilidad financiera. Eso nos permite afirmar que sabemos, aunque no totalmente, cómo debemos actuar y cómo se desarrollará el panorama.
Hay variables en cada situación, por supuesto. Este año, específicamente, además de las cuestiones recurrentes de la proximidad de las elecciones, hay toda una coyuntura de factores externos, como la elevación de las tasas de intereses de Estados Unidos y de la Unión Europea, que fuerza esa alta del dólar y la desvalorización del real. No obstante, ese proceso de análisis de los riesgos globales permite prever y minimizar los impactos en Brasil.
Después de las elecciones, y con una visión menos turbia sobre el curso de la agenda de reformas y la trayectoria de la deuda brasileña, será posible tener una mayor claridad sobre el rumbo del país, de la economía, de la confianza del consumidor y otros indicadores fundamentales para días más prósperos.
Ahora, es hora de buscar el equilibrio de la balanza, de hacer nuestra tarea, evaluar las posibilidades para que, después de las elecciones, sea cual fuera escenario, el plan ya esté trazado y listo para ponerlo en práctica. Entonces podremos verificar la reanudación y la evolución del mercado de turismo.