*Por Chirles de Oliveira (Ideadora del Hub Felicidad Sostenible)
Puede parecer extraño, pero lo cierto es que la felicidad es una habilidad que podemos cultivar. No existe una fórmula de la felicidad, sino que hay caminos, e incluso estudios científicos que demuestran que algunas habilidades o valores, al ser vividos o potenciados, favorecen la vivencia de la felicidad.
Nuestra capacidad socioemocional puede mejorarse. Nuestra vida puede cobrar un mayor significado cuando dejamos de pensar solo en nosotros mismos y comenzamos a usar nuestras virtudes y fortalezas de carácter a favor de una causa, del prójimo, desarrollando así nuestra empatía, compasión y colaboración.
Lo que más aprecio de los estudios de Neurociencia Afectiva y Psicología Positiva son las investigaciones y tesis que demuestran cuánto es posible aprender nuevas habilidades para construir la vida que queremos. Es decir, una vida con más bienestar, felicidad y sentido.
En este período de cuarentena y aislamiento social, se pudo observar un movimiento de personas optimistas y esperanzadas contribuyendo a la construcción de días mejores. Personas que activan sus reservas de resiliencia a través del optimismo, pero, sobre todo, arremangándose para operar a favor de su transformación personal, profesional y social, y al mirar hacia afuera de su caparazón, surgió en la pandemia una hermosa habilidad: la compasión y empatía.
¿Notó que las personas se volvieron más solidarias y sintieron más empatía por el prójimo, por los médicos, por los profesionales que tuvieron que salir a la calle para servir a la sociedad como los conductores, etc.? También pensamos en las personas sin hogar, personas socialmente vulnerables… ¿Cómo sobrevivir sin poder trabajar? Y pensando en el prójimo, surgieron algunos movimientos impulsados por la empatía y por la compasión, y las redes sociales registraron hermosos ejemplos de colaboración y amor.
A pesar de las tristes noticias y de tanto dolor en el mundo, nuestra humanidad ha acogido a sus semejantes y esto es bueno para nuestra alma, para nuestro corazón. Usted conoce la expresión “La gentileza genera gentileza”, la cantora Marisa Monte incluso la cantó, como homenaje al Profeta Gentileza, de Río de Janeiro (un canto muy bonito por cierto). Bueno, esto es real, expresar generosidad nos hace más felices y fue probado por un estudio de la Universidad de Notre Dame, en su proyecto Ciencia de la generosidad.
Para dicha institución, la generosidad es “la virtud de hacer cosas buenas por los demás de forma libre y abundante. Por cosas buenas debemos entender: recursos económicos, bienes materiales, tiempo, atención, ayuda, estímulo, disponibilidad emocional, entre otras”. ¿Y no es sorprendente el poder de la colaboración, de la generosidad y de la amabilidad en nuestras vidas?
Usted que llegó hasta aquí en la lectura, ya debe haber sentido amor y alegría al hacer el bien a los demás, ya sea trabajando voluntariamente por alguna causa, siendo cortés con un extraño o siendo amable o generoso con un amigo, familiar, etc.
Las personas altruistas, que trabajan por el colectivo, que creen en una causa, que son conscientes de su propósito y quieren vivir una vida con significado, son más felices. Y la felicidad atrae felicidad, y cuanto más felices seamos, más felices también serán las personas a nuestro alrededor.
Entonces, ¿vamos a expandir nuestra conciencia y marcar la diferencia en el mundo? Particularmente, cuando descubrí mi propósito y comencé a trabajar entregando mis dones y talentos al mundo, me volví más feliz, más productiva, con más energía y comencé a sentir el FLOW, el flujo de la vida.
Y usted también puede experimentar esa felicidad sostenible o, cómo el Dr. Martin Seligman expresa, la felicidad duradera. “Las personas que viven el propósito viven una felicidad duradera”, pero en el fondo la razón es que esas personas son generosas y altruistas y ponen su propósito al servicio de la sociedad y, por eso, haciendo el bien se sienten más felices. Entonces, la máxima “Hacer el bien hace bien” es verdadera. ¿Vamos a hacerlo también?
Las opiniones expresadas en este texto son las del autor y no reflejan necesariamente la posición de WTM Latin America.