Por Jeremy Smith
Nuestra vulnerabilidad ha sido puesta al descubierto. En cualquier nivel que elija, desde el extremadamente personal hasta todas las esferas de conexión, de lo más restringido a lo más amplio, nuestra dependencia mutua y de las vastas redes entrelazadas está siendo desafiada. En todo el mundo, están ocurriendo millones de tragedias, todas vinculadas a una causa raíz.
El turismo está totalmente paralizado en todo el mundo. Esa industria, que es de las más vastas y constituye el medio de subsistencia de alrededor del 10% de la población mundial, está en pausa. Nadie va a ningún lado, ni lo hará por algún tiempo. Nos hemos visto obligados a dejar de viajar, a repatriar a nuestros clientes, a hacer lo posible por aquellos que dependen de nosotros, y solo entonces tratar de encontrar el tiempo, la energía y la capacidad mental para preguntarnos: ¿y ahora, qué hago?
Solo han pasado unas pocas semanas locas de marzo, pero esto es lo que está surgiendo.
El turismo se vuelve virtual
Nuestra industria está prácticamente reinventándose, desde visitas a museos y shows de comedia online en 3D, hasta webcams que exhiben vistas de lugares favoritos. Expected Atlanta creó paseos online de comida callejera que se conectan con empresas locales de entrega de comida, para que la gente pueda probar los platos mientras disfruta del recorrido en casa. Visit Helsinki lanzó la Virtual Helsinki como una “gemela digital” de la capital finlandesa. Visit Scotland lanzó paisajes sonoros de sus montañas, costas y bosques para conectar a las personas estresadas a las maravillas del destino. El video Can’t Skip Hope de Visit Portugal encarna el espíritu de resiliencia y contemplación con su mensaje: “Es hora de detenerse. Es hora de hacer una pausa por el bien del mundo. Mientras tanto, podemos soñar con los excelentes días que vendrán. Estamos en esto juntos”.
Definitivamente, hay algo que explorar en cómo todas estas nuevas iniciativas e historias de turismo digital ofrecen nuevas formas de conectarse, de descubrir y de compartir. Existen posibilidades para nuestra reacción tanto al hacinamiento como a la necesidad de reducir el carbono. Y también para la inclusión, ya que a través de esos aplicativos y sitios web quizás podamos ofrecer algunos de los placeres y beneficios que disfrutan los turistas a aquellos que no pueden viajar.
Pero también hay riesgos de exageración y agotamiento. Pasé los primeros días de confinamiento haciendo contactos online con gran entusiasmo. El viernes por la noche, bailé con personas de cuatro casas diferentes, todas conectadas a través del mismo sistema de DJ. Compartí el brunch del domingo con amigos. Tuve un fracaso retumbante al darle una clase de latín básico a mi sobrina.
Por un tiempo, aprecié todas esas conexiones. Era todo nuevo. No obstante, al final de la tercera semana, veo que necesito ser más selectivo. Ya estoy sintiendo momentos de resistencia a mi recién descubierta hiperconectividad.
Nuestra industria tiene que tomar cuidado con una reacción excesiva. No queremos que nuestros simples videos destinados a tranquilizar sean rechazados como escombros indeseados y ruido de fondo. Me pregunto cuáles son las estadísticas sobre la cantidad de personas que realmente están mirando y participando en todas estas simulaciones y experiencias digitales. Porque, en este momento, no tengo ganas de dar un paseo virtual por una playa o un museo.
Necesitamos encontrar un modo no solo conectarnos a las personas online, sino de llevarlas afuera de nuevo. La primavera está comenzando en el hemisferio norte. Talvez no consigamos visitar nuestros parques nacionales o los destinos de los demás, pero podríamos enfocarnos en herramientas online que nos ayuden a conectarnos con lo que, por el momento, está a nuestro alcance. Encuentro inspiración en iniciativas como el Self Isolating Bird Club de Chris Packhan; o los aplicativos Sky Map, que permiten apuntar nuestro smartphone hacia el cielo nocturno y saber qué estrellas estamos viendo; o la iniciativa de reintroducción de especies silvestres de Blue Campaign, cuyos tweets conectan a las personas con lo que pueden descubrir en sus jardines en este momento y les muestran cómo ofrecer refugios que ayuden a la vida silvestre local.
Los destinos se vuelven locales
Las Destination Management Companies (DMO) están reformulándose para atender a las necesidades de la población local, reposicionando sus sitios web como portales de información para los residentes. Están actualizadas sobre qué restaurantes hacen entregas y venden comida para llevar, asesoran sobre préstamos y apoyo a empresas, o intermedian contactos con organizaciones benéficas y organizaciones que apoyan a los más vulnerables en sus comunidades y que necesitan ayuda urgente.
En parte, eso no será más necesario cuando la crisis termine. Pero no todo debe ser descartado. Se está creando una relación diferente entre la DMO y la comunidad donde está situada. En los 27 años que viví en Londres, de adulto, yo entraba al sitio web de Visit London si estaba investigando para un artículo o conferencia. Por lo que veía, allí no había nada para mí. Por otro lado, tras haberme mudado a Francia hace unos meses, busco regularmente en sitios web de turismo locales. Antes de que esta crisis me encerrara, los estaba usando para descubrir restaurantes, tiendas y lugares donde tener contacto con la naturaleza y dar largos paseos.
Como nuevo residente, continuaré necesitando esta información por bastante tiempo. ¿Pero, y si las DMO trataran de fidelizarme, incluso una vez que me convierta en un ‘lugareño’? ¿Y si se pudiera forjar una nueva relación en que las DMO fueran vistas como útiles para todos los que tengan curiosidad sobre lo que está sucediendo en un lugar, por muy bien que la persona conozca ese lugar?
Seguramente, existe un mercado perenne en los residentes locales que buscan conectarse con la naturaleza de una región, conocer y colaborar con personas con las cuales tienen afinidad, o simplemente descubrir qué está sucediendo. Hemos pasado los últimos años hablando sobre cómo debemos tratar a los visitantes como ‘lugareños’. Si esta calamidad revitaliza las conexiones y curiosidades locales, y el deseo de conocer mejor el mundo cercano, entonces también deberemos intentar tratar a los ‘lugareños’ como turistas.
(Además, a medio plazo, el primer turismo que reaparecerá será predominantemente hiperlocal).
Eso no impide que las DMO también atiendan las necesidades de los visitantes. A mí me gustaría seguir teniendo acceso a su información y servicios cuando llegara a un lugar por primera vez o como visitante ocasional. Argumentaría inclusive que lo querría aún más, ya que sabría que estas están integradas al lugar que visito. Un modelo que veo aquí son la revista Time Out y su respectivo sitio web. Como londinense, solía suscribirme a la revista. Y cada vez que visitaba una de las muchas otras ciudades en las que se publica, recurría a ella como una guía confiable.
El turismo moviliza
No solo las DMO se están adaptando para responder a la emergencia del COVID-19. No veo un símbolo mayor de la transformación de nuestra industria que el hecho de que el Excel, en Londres; la IFEMA, en Madrid; y la Messe, en Berlín ‒los predios feriales de los tres eventos más grandes de turismo y hospitalidad en Europa‒ se están convirtiendo en hospitales.
OYO Hotels & Homes ofrece estadías gratuitas a médicos, enfermeros y socorristas. Bulungula Lodge, un remoto albergue ecológico en la costa salvaje de Sudáfrica, está transformando su alojamiento en un lugar seguro para proteger a los miembros vulnerables de su comunidad, al proporcionar aislamiento a los trabajadores que regresan. En Londres, las personas sin hogar podrán dormir en habitaciones de hotel vacías gracias a un acuerdo entre la municipalidad y el Intercontinental Hotels Group.
Las redes también se están adaptando. Airbnb lanzó el Airbnb for Doctors and Nurses para proporcionar alojamiento gratuito a profesionales de salud. La iniciativa portuguesa sin fines de lucro Rooms Against Covid está ayudando a los profesionales de salud transferidos a encontrar alojamiento en hoteles. Cloudbeds lanzó la #HospitalityHelps para crear un repositorio centralizado de camas, con vistas a conectar los establecimientos con los órganos de salud.
En otros lugares, World Central Kitchen está movilizando restaurantes estadounidenses para garantizar alimentos para personas vulnerables por medio de su programa #ChefsforAmerica. En Gambia, el International Trade Center capacitó a jóvenes guías turísticos de su iniciativa de turismo comunitario para ser socorristas. Y, en Nepal, inspirada en una iniciativa creada después de la cancelación de la ITB de este año, una colaboración entre un pionero nepalés en turismo responsable, el gobierno nacional y el fundador de la mayor comunidad online de turismo permitió que el sitio web “StrandedinNepal” se creara en un día.
¿Qué viene a continuación?
Creo que esas adaptaciones pueden desempeñar un papel importante en la historia futura de nuestra industria. Sabemos que no podemos volver atrás. Ya éramos una industria en crisis, por las consecuencias del exceso de turismo que causaron un resentimiento cada vez mayor en las comunidades locales, y por la emergencia climática que, de cualquier modo, está a punto de cambiarlo todo.
En los últimos años, hemos visto repetidamente cómo los desastres naturales afectan al turismo. Muchos hoteles y posadas están ubicados en áreas remotas expuestas, que son más propensas a huracanes e inundaciones. Y las compañías de turismo también llevan a los visitantes a descubrir estos entornos naturales sensibles.
Nuestra localización nos hace extremamente vulnerables. Pero, combinada con nuestras redes, también nos ofrece una oportunidad única de ayudar. A menudo, la posada o la empresa de turismo situadas en una comunidad afectada por un desastre son las únicas organizaciones importantes con conexiones internacionales y locales. Las organizaciones de ayuda humanitaria pueden venir a ayudar en el momento de la crisis. Pero el turismo está allí antes, durante y después.
Es por esto que, a pesar de la emergencia actual y de toda su amenaza, estoy tratando de ver este terrible momento no como el fin del turismo sino como un desordenado y aparentemente inconexo conjunto de ideas, a partir del cual creamos el primer borrador de nuestro próximo capítulo.
¿Entonces, no podría una iniciativa como #hospitalityhelps de Cloudbeds continuar después de esta crisis, con hoteles que ofrezcan sus camas libres para que los profesionales de salud siempre tengan una habitación gratis?
Asimismo, hubo varios relatos, en las últimas semanas, de hoteles que están donando sus excedentes de comida a bancos de alimentos. ¿Y antes qué hacían con esos excedentes? Ahora que se están forjando esas nuevas relaciones, no las deje escapar. Existen aplicativos como ResQ y Karma e iniciativas como PlanZheroes cuya finalidad es conectar hoteles y restaurantes a personas que necesitan comida, usando principios de la economía circular para eliminar el desperdicio del sistema. Debemos aprender de ellos ahora, mejorarlos e incorporar sus principios para nuestro futuro.
¿Ahora que todos estamos haciendo un curso intensivo de trabajo virtual, qué podemos aprender? Ilunion Hotels, de España, se compromete a ser una empresa verdaderamente accesible para trabajar, con varios de sus establecimientos empleando una fuerza laboral en la cual por lo menos el 70% del personal tiene discapacidades. ¿A medida que aprendemos cuáles de nuestras funciones y responsabilidades se pueden hacer de forma remota, no podríamos ver eso como una oportunidad de garantizar un trabajo digno a personas que tienen dificultades para llegar a nuestros establecimientos, a pesar de ser capaces de ejecutar el trabajo necesario?
¿Y cuando llegue el momento en que podamos llevar a las personas a pasear a pie por nuestras ciudades, no podríamos habernos conectado primero con las organizaciones locales que trabajan con refugiados e inmigrantes recién llegados? ¿No podríamos ofrecerles un espacio gratuito en nuestros tours?
Uno de los mejores ejemplos de cómo podemos adaptar nuestra industria no viene de esta crisis. Viene de Kerala, donde mi amigo Gopinath Parayil dirige una empresa de viajes llamada The Blue Yonder. Hace unos años, se enteró de una variedad de arroz autóctono, llamada pokkali, que crece en agua salada, lo que significa que es resistente al número creciente inundaciones y tempestades que la emergencia climática está causando en su estado natal. Es arroz resistente al clima.
Sin embargo, los agricultores locales no estaban muy dispuestos a cultivar el pokkali, ya que da más trabajo que el arroz basmati. Gopi les enseñó a remar kayaks para que pudieran navegar por sus arrozales. Después, los empleó como guías para que lograran diversificar sus ingresos y llevar a sus clientes a experiencias de exploración de los remansos alrededor de Cochin. Consiguió que los restaurantes turísticos locales se comprometieran a comprar el arroz, lo que proporcionó a los agricultores ingresos garantizados y la oportunidad de vender ese arroz con una historia a sus clientes internacionales (que entonces podrían también comprar una excursión de kayak).
Finalmente, les enseñó primeros auxilios a los agricultores.
En agosto de 2018, Kerala fue perjudicada por una “inundación del siglo”. Murieron más de 483 personas y alrededor de un millón fueron evacuadas. Gracias a su preparación, los cultivadores de Pokkali actuaron como socorristas, usando sus kayaks, su conocimiento de la región y su entrenamiento en primeros auxilios para ayudar a las personas atrapadas en sus hogares.
Imagínese si también hubiera existido una red coordinada de kayaks repartidos por todo el distrito. Si cada hotel, posada y empresa de turismo hubiera divulgado la localización de sus kayaks. Si más guías y agricultores fueran capacitados en primeros auxilios. Talvez hasta un sitio web de compartición de kayaks pudiera usarse para ayudar a los turistas a alquilar embarcaciones y encontrar guías durante las vacaciones. Podría haber sido adaptado para uso en la crisis, para asignar recursos esenciales y garantizar que todos los lugares estuvieran protegidos.
A medida que reinventamos y adaptamos nuestra industria en las próximas semanas y meses para responder a la emergencia del COVID-19, nuestro enfoque debe ser, por supuesto, las necesidades más inmediatas y urgentes. Pero, en lugar de ver este período como algo que solo queremos olvidar, debemos asegurarnos de que también sea un proceso que recordaremos.
Forjaremos nuevas conexiones. Crearemos nuevas iniciativas. Descubriremos nuevas fortalezas. Aprenderemos unos sobre los otros y sobre nuestra resiliencia. Debemos preservar y nutrir todo esto.
Aquí están las semillas del turismo que vendrá a continuación.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no necesariamente reflejan la posición de WTM Latin America.