*Por Gustavo Pinto
La conmoción inicial de proporciones sin precedentes que nos ha traído este momento ‒especialmente después de la clasificación de la COVID-19 como una pandemia global‒ está pasando gradualmente. A medida que el polvo se asienta, comienza a aparecer un poco de luz, y podemos sentir un mundo desconocido para nuestro sector: un mundo sin viajes y sin turismo. Bueno, al menos sin “viajes” y “turismo” convencionales, ya que varias iniciativas ya están disponibles para “viajar” sin salir de casa, oriundas de la creatividad de las mentes inquietas y de la demanda de un mundo con distanciamiento social.
Ya se han creado algunas expectativas: cuándo se reanudarán los viajes, cómo resurgirán y en qué escala, y qué tan lejos llegarán los viajeros, muchos especulan que el turismo regional se fortalecerá; mientras que otros tantos creen que el confinamiento nos hará volver a ser globetrotters más rápido de lo esperado. Del lado de los destinos que tanto amamos, que nos trajeron nuestras profesiones y que son el objeto principal de nuestro sector, tenemos imágenes sorprendentes de la vuelta de una especie de ‘lugares de respiración’: desde playas desiertas en Río de Janeiro hasta el sitio histórico de Macchu Picchu, ahora visto como fue redescubierto hace poco más de un siglo.
Destinos, profesionales del turismo y viajeros: ya no somos más los mismos, y algo aún ‘crudo’ está en el aire para que la reinvención de los viajes después de tal crisis tenga algo de ‘shiva’ ‒de la destrucción a la renovación‒. La renovación hacia una industria más sostenible siempre ha sido una pancarta levantada por WTM que, por su convicción, mantiene desde hace años su programa de turismo responsable.
Nuestra industria creció más que el promedio económico mundial en su conjunto en los últimos años y nos obligó, en el mismo período, a expandir las operaciones, crear nuevos productos y adoptar cualquier innovación (impulsada por los avances instantáneos de las nuevas tecnologías) con “el tren andando”, ¡y andando rápido! Ahora, con esta frenada abrupta, tenemos la oportunidad de recrear e innovar con el objetivo del desarrollo sostenible en mente.
Viajes más verdes, más cadena de suministro local, inversión en la capacitación de nuestros colaboradores, inversión en la conservación del patrimonio cultural de los destinos donde operamos, inclusión social de las minorías: debemos asumir la mayor responsabilidad posible, lo importante es aprovechar oportunidad de recrearnos de manera más responsable. No, no “salvaremos al mundo”, ni tenemos esa responsabilidad. Pero si podemos, juntos y uno por uno, hacer algo para una reanudación más sostenible, encontraremos al mundo mejor preparado para futuros escenarios de incertidumbre.
Asumir la responsabilidad es, después de todo, una preparación para que el turismo sea una estrategia para transformar vidas para mejor: ya sea la suya como profesional del sector, la de la comunidad que nos recibe en el destino o la del viajero, independientemente de los escenarios externos que no están bajo nuestro control. Y ahora lo invitamos a reflexionar sobre lo siguiente: ¿cómo puede convertir los destinos en mejores lugares para vivir y visitar, en ese orden?
Manténgase firme, todo esto va a pasar. Cuéntenos cómo se reinventará su empresa. ¡Y nos encontramos en octubre durante WTM Latin America!
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no necesariamente reflejan la posición de WTM Latin America.